sábado, 6 de junio de 2009

Mirada perdida y dulce recuerdo

Con la mirada perdida en el horizonte, recuerda…el rojizo color que el Sol crea en su ocaso se muestra como el lienzo en el que grabar imágenes que acuden a su mente en una estampida que arrasa con toda la tristeza que el tiempo acumuló en los conductos de su ahora alegre existencia.

Observa sus manos, el aroma de un olor singular acude a sus sentidos, acerca la mamo derecha a su nariz, mientras cierra los ojos buscando una concentración que no es necesaria, a su mente acude un rostro, un bello rostro que le hace buscar y encontrar aquel delicado aroma ahora en sus dos manos, recibe su olor y lo absorbe como un niño recibe la amarga leche materna. Tras ello un suspiro libera sus sentidos trayendo consigo una paz que lo hace sonreír.

Ahora vuelve su mirada hacia un cielo que le sirve de sombrero, de mágico techo en el que dibujar palabras de amor, amor, recuerdo…el recuerdo de quien vuelve la cara mientras se aleja, regalando una sonrisa de despedida que no será la última del día, que antes de superar el lindel que hace las veces de entrada de su aldea, se volverá para con su mano mandar un beso que de forma infantil este caballero recibe y coloca en su colorada mejilla. Se ve sonriendo, una sonrisa que al iniciar el camino de vuelta se convierte en carcajada, sorprendido por tal maremoto de alegres pensamientos, ya no camina, ya corre, salta, saluda a los pequeños animales del camino, levanta su sombrero al cruzarse con un pequeño zorro que paralizado observa tal cortes saludo.

El apuesto caballero examina a su blanco corcel buscando en su mirada la respuesta a tal abrumadora explosión, a tal vendaval de sensaciones. Este, siempre con orgullosa pose, ignora a su amo y fija su mirada en el verde pasto que, de aspecto embriagador, incita al animal a hundir su hocico y tener una siempre bien recibida cena.

Mientras tanto el caballero vuelve a sumergirse en los recuerdos de aquel corto día, que las horas corrieron a su paso, que nunca el Sol había recorrido su rutinario camino con tal apresurado ritmo. Sonrisas, silencios, miradas, besos y caricias…

Hoy ha conocido el amor, hoy todo será diferente...



Dichoso tú apuesto caballero…

¡Oh tu que has encontrado el amor!
Hunde tus manos en el cálido río por el que fluye la miel que hoy cubre tus pensamientos, siente el húmedo y dulce sabor que sus aguas regalan a la hipnótica mirada que hoy descubres en el espejo que te ofrecen sus ojos. Vuelve a enamorarte en cada despedida, vuelve a aquel lugar y dibuja con tus desquiciados ojos los colores mas bellos en las formas mas divertidas que encuentres en el cielo, formas que con espumosa y blanca materia siempre se muestran juguetonas y divertidas formando un maravilloso equipo con tu enamorada imaginación.

2 comentarios:

  1. Muy lindo tu texto Alvaro.
    Le haces honor en esta poetica imaginasión
    Un abrazo
    Gizz

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  2. ¿Es necesario estar enamorado para hacer un canto al amor?

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