sábado, 30 de mayo de 2009

Quijotes de piel oscura

“Quijotes de piel oscura, galopando entre bravas olas en la oscuridad de una aterradora y fría noche, sin más amada que una vida digna, sin mas lanza que sus valientes miradas, sin mas escudo que la oscuridad de la noche, sin más gigante en su camino que los defensores de la frontera de la supervivencia”





“Con la luna por único testigo marcharemos esta noche, su luz será la única guía de nuestra aventura…aventura de riesgo y muerte…aventura de camino, como un camino al calvario, que la vida que nos prometen muchos cuentan que no es tal…”

Sentado sobre una barca mira al mar mientras susurra estas palabras, nadie lo escucha pero desea relatar su futuro viaje…un relato oscuro que no quiere contar a su esposa, ella está en casa preparando las ultimas cosas y contando a sus pequeños las maravillas que podrán encontrar en el paraíso que esta noche irán a visitar…con su delicada voz y sus manos temblorosas les dice que será un camino difícil, que en la misión de esta noche junto a ellos se sentará Alá…irán seguros y custodiados por míticas sirenas que los guiarán en la oscura noche, oscura será porque las bestias del mar de otra forma podrían verlos…

“Con la luna por testigo, soportaremos frío y lluvia, todo sea por lograr el sustento, todo sea por encontrar en aquellos parajes la vida que aquí se nos niega…a ellos le sobran alimentos, ellos viven en la abundancia…mas manos para trabajar les vendrá bien, nos acogerán como hermanos que son…”

Susurra estas palabras intentando olvidar los relatos que vinieron contando aquellos que lo intentaron una vez…aquellos que se encontraron como acogida armas y ordenes…gritos y miradas de asco…llegaron, vieron y marcharon…marcharon porque no los dejaron pasar…aquel reino parece no tener sitio para algunos mas…para almas rotas por el hambre que ven pasar a sus hijos…

“Con la luna por testigo marcharemos y al alba daremos gracias a Alá en suelo español…en suelo fértil…en un suelo que emana la vida…un suelo en que el que viviremos por siempre…porque todo irá bien…porque siempre fuimos una familia ejemplar…porque todos nuestros ahorros lo hemos invertido en este viaje…en esta odisea…porque de no salir bien…¿qué me digo? todo irá bien…”

Su esposa anima a sus hijos, la hora se acerca y han de marchar…su padre les espera en la playa…llega la hora…”¡empieza la aventura!¡ánimo pequeños!”…

Los últimos rayos de Sol mueren en el apaciguado mar…la luna asoma su plateado rostro y se inicia la marcha…

“Con la luna por testigo, marchamos…con el Sol como el mayor de los anfitriones seremos recibidos…que Alá nos acompañe…”





¡Oh tu valiente viajero!

Suerte no tuviste al nacer al sur del mundo, aquellos que llegaron del norte te explotaron, te robaron y te niegan un espacio que creen que no mereces. Tu cuya piel oscura aun cierra puertas, tu que por pedir solo pides una vida digna, tu cuyos hijos lloran sin saber que piden, ya que el pan desde su llegada al mundo les fue negado. Que tu cruzada deje de ser tal, que tu camino no tenga límite alguno, que tus pasos no sean vigilados y tu rostro perseguido

viernes, 29 de mayo de 2009

Entre las brumas de la inconcia...

“Caballero sin más corcel que una vieja escoba, comandante de una legión de tontos, tripulante de un barco sin rumbo, pasajero de un vuelo sin destino, bufón pasajero para sus damiselas, soñador empedernido, realista en un mundo absurdo, loco por aparentar ser razonable, inconformista pero cobarde…”




Rostro serio y mirada perdida, siente que su razón se escapa como el humo que consume las ramas que, con sus torpes manos y la inestimable ayuda de una cerilla, prendió una noche fría de invierno. Mientras observa el rojo fuego conversa, utilizando un casi imperceptible hilo de voz, con un compañero que no se encuentra, que no responde…observa a su alrededor y sonríe mientras menea su cabeza y se pregunta “¿será por ello que me llaman loco?”…

Noche estrellada y una suave brisa que envuelve con su fría capa una arboleda que no acertaría a ubicar, lugares remotos donde un pobre tonto dibuja, con una pequeña rama sobre la fina arena que descansa bajo sus pies, la imaginaria ruta que pretende cubrir…la solitaria morada que pretende asaltar. Morada que guarda el suave y embriagador aroma de su “Dulcinea”, el sedoso y dorado cabello de su “Rapunzel”, el esbelto y poderoso cuerpo de su “Julieta”, el dulce y delicado rostro de su “Calíope”…

Pasea perdido golpeando todo lo que encuentra a su paso y se enfrenta a su propia sombra con un bastón que hace las veces de espada, viste delicadas telas, un oscuro traje y calza un solo zapato…asustado recuerda que ha de volver, “se pueden preocupar…¿pero quien?, ¿quién preguntará por mi?, ¿quién me echará de menos?”…su mirada encendida se desvanece para dejar paso a una lágrima que asoma amenazante en el precipicio que forman sus enrojecidos parpados, “volver, he de volver”…busca un cigarro en sus sucios pantalones, en su nerviosa búsqueda algo cae de su bolsillo, unas llaves, su coche…busca a su alrededor nervioso, no recuerda donde dejó su coche cuando, aquella mañana, llegó a aquel lugar perdido para entregar su alma al bosque huyendo de la sinrazón que estaba devorando sus rutinarios días…

Camina perdido, mira hacia un lado, hacia otro como la fiera que busca a su presa procura no hacer ruido, teme que cualquier imprudencia haga escapar su preciado billete de vuelta. Allá a lo lejos una luz alumbra la corteza de un viejo tronco de roble, una pista que lo lleva hacia las puertas abiertas de su flamante Mercedes, dentro aguarda un pequeño pájaro que limpia las migas del bocadillo que intento comer en el camino. Cortésmente invita al animalito a abandonar su asiento, no sin antes agradecerle que guardara fielmente su carruaje.

Una vez sentado y tras cerrar la puerta de su ahora sucio coche, observa sus enrojecidos ojos en el retrovisor y saluda con un pequeño guiño que lo hace esbozar una burlona sonrisa. Todo ha acabado, no hay mas viajes ni aventuras que la vuelta a la cruel y aburrida realidad, enciende el motor de su coche, conecta la radio y observa antes de ponerse en marcha, ya con la voz de un tenor como banda sonora del instante, una carta abierta en el asiento del copiloto…la carta que lo hizo escapar, las palabras que lo hicieron huir…una carta que finalizaba con una frase que volvió a leer antes de marchar…“Nunca quise hacerte daño, siempre podrás contar conmigo”…






“Locura de un cuerdo que quiso ser loco, que un triste día decidió que el rumbo a marcar se lo regalaría la marea, una brújula que apunta su afilada manija hacia el sur…al sur del sur…"

martes, 26 de mayo de 2009

Torre de Babel

Cuenta el mito sobre la Torre de Babel que Nemrud, su constructor, pretendía llevar a acabo una torre tan alta que fuera capaz de llegar al cielo…Dios, ante tal insolencia, para impedirlo, no la destrozó, no provocó terremoto alguno ni tempestad que lo derruyera, simplemente confundió las lenguas de aquellos que trabajaban en ella, impidiendo así que se comunicaran para así llevar a cabo su obra…

Confundir el verbo….impedir que un pueblo se comunique como forma de anular su avance, como forma de cortar sus manos…sus medios para conseguir sus objetivos…

Hoy no voy a entrar en el hecho en si, los mitos tienen como misión explicar hechos que escapan a nuestro entendimiento…en este caso, este mito puedo suponer que lleva a cabo un intento de explicación de la existencia de distintas lenguas y pueblos en el mundo, ya que Dios, tras confundir las lenguas de los allí presentes, los esparció por el resto del orbe…

Recordar esta historia me hace recapacitar y adentrarme en el mundo de las palabras, en la importancia del verbo…muchas veces he sentido que no hablo el mismo idioma que la persona que tengo ante mi, muchas las veces que he pedido entender aquello que me decían y aun muchas veces mas que he intentado, sin llegar a lograrlo,hacerme entender. Y debido a ello he dejado de “alcanzar el cielo”…mi torre de Babel demasiadas veces se quedó a medias, una vez que mi construcción se alzaba el verbo la derruía…

Por ello hace mucho que decidí no acudir al verbo y si al hecho, una vez que las palabras pierden su efecto, una vez que el entendimiento escapa al sentido de las letras solo queda actuar…actuar para hacerse sentir y ver…

No hay nada mas hermoso que las palabras ¿verdad?...pero una imagen…ya se sabe…habla sintiendo pero “muévete” para hacerte sentir…las palabras pueden confundir, una mirada casi nunca lo puede hacer…

Mira a aquel que quieras hablar, que hablen tus labios pero que tus ojos y manos acompañen cada verso….da sentido al verbo y pasión a tu mirada…

sábado, 23 de mayo de 2009

Perdidos sentidos

“Plácidos aromas de un camino, plácida brisa que envuelve sentidos…”

Suave y delicado el sonar de una conversación lejana, murmullos del ir y venir del mar…el mar cubre con su fina manta la orilla de la isla que guarda un secreto…la marcha de sus húmedos dedos deja libre lo que sus arenas esconden…caminos de antaño que no son mas que vestigios de lo que un día fueron animosas aceras, aceras que albergaban el sentir de todo un pueblo que vio como Neptuno robaba sus piedras consternado por la belleza y sabiduría que albergaban aquellos mágicos lares…


Una isla…


Isla de personajes que nunca existieron, islas de ánimas que soñé, ánimas que guardo en lo profundo del ser que expulsa unas palabras que arañan la tapa de la conciencia…destapar mi conciencia no quiero, solo dejar que el mar devuelva a sus aceras la razón necesaria para poder distinguir lo bello de lo infame, lo real de lo absurdo…


Un pueblo que no fue, unas gentes que solo imaginé…un mundo que quise hallar…quaerendo invenietis…busca y encontrarás…


La isla de lo que quise ser, el paraje en el que quise estar rodeado por almas que solo eran producto de una conciencia inconsciente…

Batallas por conquistar sus aguas…bucaneros abordando buques cargados de melancolía, abordar para arrojar a lo más profundo del oscuro mundo del Hades su tenebrosa y doliente mercancía…

El mar…

El mar como aliado y compañero, el mar como el espejo de un rostro, el rostro del que busca encontrar cuanto mundo encierran los ojos que prestan la imagen propia…profundidades…


Profundidades de un ser que vigila sus fronteras…la profanación de sus lindes será casus belli; razón mas que suficiente para desencadenar la mayor y mas grande las batallas, batallas de protagonistas épicos…la razón y la sinrazón se enfrentan buscando conquistar territorios ajenos al ser que alberga el conflicto…un conflicto como fin al desorden que sus arenas sufren desde tiempos inmemoriales…alzarse con la victoria significará la conquista de la tabula rasa que es mi ser…

Loco no me llamen por buscar la razón de mí perdida conciencia…



Ad aeternum

domingo, 17 de mayo de 2009

La huella

Grandes pasos aquellos que sigue el viejo caballero, grandes huellas las marcadas en el camino que desde hace un tiempo le sirven de guía. Una vez más baja del lomo izquierdo de su blanco corcel, y una vez más compara el tamaño de sus botas ajadas con aquella huella, aun sigue siendo mayor. Una vez más buscará los ojos de su compañero y susurrará “se que aún queda camino, seguir creciendo debo, seguir sus pasos deseo”.

A paso lento baña con su mirada las tierras que ante él se muestran, como una bella dama tendida bajo el justiciero Sol del Sur, observa como viejas montañas marcan el lugar donde aquellas marcas le llevan.

Sigue el rumbo de lo desconocido, sin más literatura que las sagradas escrituras grabadas en el azul cielo, muchas veces quiso entender a que se debía tal afán de alcanzar lo que tanto anhela, pero siempre encontró el fin a sus dudas en los ojos de aquel que ya lo había conocido, que ya disfrutaba de su celestial presencia.



“La huella del destino, el camino de la sapiencia, la tortura de los tropiezos y la meta última de la grandeza que otorga el dejar una huella, la marca del que pasó, lo amargo de perderse en el olvido”

viernes, 15 de mayo de 2009

Aquel oscuro desvan

Rebuscando en el desván de las ideas encontré un objeto que hace mucho el fantasma del tiempo me hizo esconder, al fondo, muy al fondo, en la grave oscuridad del marco cuyo tacto da visos del fin del espacio, allí se hallaba. Justo encima del miedo a la oscuridad, justo al lado de la picardía y del sin saber, justo debajo de la madurez…allí se encontraba, de joven rostro y colorida expresión, de infantil sonrisa y rubio y anillado cabello.

Guardarla tuve ante la presión ejercida por la culpa, antes de ello un dedo acusador desviaba la atención que ante mi se cernía, un dedo que no por poco original dejaba de ser útil, un dedo que espiaba mis pecados en forma de risas y algún que otro pellizco en la mejilla. Tiempos ya lejanos en los que la tersa y suave piel de un rostro era ya razón suficiente para exculpar y perdonar.

Amante del reo, recurso del vil defensor, repudio del que acusa, olvido de la culpa. Tu ausencia asumida es, tu presencia en dudosa reputación, tu pérdida índice del pasar de los años, tu vuelta símbolo de la búsqueda.

Cerré el viejo desván, llevando conmigo aquel objeto que a mis manos llegó, contemplarlo quise aquella noche, cerré los ojos abrazando su blanquecina y suave tesitura, sueños tuve. Inoportuno fue el amanecer, el reflejo de un espejo hizo esfumarse su presencia. Su tacto no olvido, su presencia anhelo.


¡Inocencia, oh tú!

Encontrarte no deseaba y encontrarte tuve a bien, conservarte quiero a pesar de tu mas que consabida ausencia.

jueves, 14 de mayo de 2009

Volver el rostro

Producto de la sociedad cobarde que reina en estos mundos civilizados, resultado de la suma de los despropósitos de aquellos que portaron la vara de mando. Una legión de borregos invade una tierra manchada con sangre de valientes, vástagos de gloria que pisotean los verdes pastos del saber, las raíces que conforman la sabiduría del pueblo, los frutos que alimentaron al vulgo.

Lenguas cortadas por la afilada navaja del conformismo guardan silencio y vuelven sus rostros queriendo apartar de su mirada la realidad proveniente de los pueblos cuyas lenguas son cortadas por viles dictadores y caciques. Condena para aquellos que manchan con sangre la palabra libertad y condena para aquellos que observan y callan.

Mirada perdida la que observa desde la ventana que ofrece el mundo, mirada perdida y manos acobardadas las que cierran sus puertas ante la llegada del que necesita. Manos manchadas de sangre que buscan olvido en las faldas del dios Baco.


¡Oh tu mundo descorazonado!

Rasgar mis vestiduras quiero, portar mi lanza y lanzar mi escudo; un corazón en marcha puede mas que mil manos derrotadas. Levantad vuestra mirada del limpio suelo que pisáis, engañosa la realidad que disfrutáis, poderosa la sinrazón que en vuestra mente impera, la gota del egoísmo que ahoga el mar que conforman aquellos que caen victimas de la todopoderosa desidia reinante.




“En la psicología social el efecto espectador es el hallazgo sorprendente de que la mera presencia de otras personas inhibe nuestro propio comportamiento ante situaciones injustas o de emergencia”

lunes, 11 de mayo de 2009

¿Silueta?...la del alma

Sentada ante el espejo observa el rostro de quien no quiere observar, hoy no desea cruzar el umbral de su aposento, triste y cabizbaja busca algo de ropa que disimule su “gordo y feo cuerpo”, negro será el color que elija, ancha y vieja la ropa que luzca. Pintar sus ojos no será materia de lucimiento, solo una forma de esconder dos moradas marcas que dan visos de noches de no dormir. Ha de salir a la calle, ya no más esconderse.

Esconde sus sueños tras pastas de cartón que encierran relatos de amor, pasión en sus ojos al sentirse participe de mil y una historias de velos y baños en lagos donde vergüenza y castidad quedan junto a la ribera que marca la entrada al baño de la lujuria.

Relatos que quedan lejos, que no por leídos se muestran como suficientes, buscar nunca quiso, conquistar nunca supo. Observa a su alrededor y solo encuentra signos de un mundo preparado y marcado para no estar solo, sin embargo nunca encontró la horma de su zapato, en su camino solo descorteses amantes desposados invadieron su alcoba.

Caminos que la llevan hacia el mismo lugar, un corazón que ya no busca, un corazón que ya desiste. ¿Será su aspecto?¿será su forma de ser?. Preguntas y mas preguntas que inundan un mar de dudas.




“Mirar tus ojos debes, que ellos encierran la verdad de tu existencia, amar nunca estuvo en manos de quien no empieza por amarse, encuentra en tus caderas la razón de tus pasos, que solo ellas dan vida a los mismos. Que nadie por mucho que se esfuerce caminará por ti, caminar debes para cruzar la coloreada senda que se muestra ante tus hoy tristes ojos. No necesitas mas que enamorar a quien se muestra ante ti cada mañana, una Dulcinea que no por conocida debe ser obviada. Una Dulcinea que tiene tu mismo rostro, pero que encierra la pasión que mereces.

Con ello asegurarte historias de amor no prometo, solo te puedo mostrar la realidad que por siempre de tu mano irá, la vida se vive rodeado de personas que van pasando, perdurando a nuestro lado unos mas tiempo que otros, sin embargo pasará la vida y encontrarás cada mañana los mismos ojos que te mirarán, las mismas manos que te acariciarán, las tuyas propias, tus propios ojos. Incluye el posesivo al imperativo del verbo amar, que de todas las huellas que acompañen tus pasos solo las tuyas perdurarán”

sábado, 9 de mayo de 2009

Eslabones de pasión

Sentado en el cortado y grueso tronco que marca la entrada a la aldea, un caballero sostiene en su mano una pequeña y espigada rama, la mirada que ofrece el desamor es muy parecida a la hierática forma de un rostro a las puertas del averno. En su monacal silencio una imagen viaja a su mente, un padre que, portando una vieja bolsa de cuero y una amarga lágrima, se despide de un hijo con una frase llena de amor y despedida “esta vez la suma y la resta resultó negativa, aquello que mantenía el equilibrio se ha marchado”. Enigmática, sorprendente y, sobre todo, inaccesible para una mente infante en cuyo interior solo cabían historias de intrépidos y locos caballeros andantes.

Hoy aquella frase acude a su cansada mente. El “cálculo”, ¿de qué suma se trataba?, ¿tendría aquello que ver con las peleas que intentaba no escuchar en las frías noches anteriores a la marcha de su padre?, ¿o quizás se relacionaba con las pocas veces que desde hace mucho ya sus padres se dirigían sonrisas y se regalaban abrazos antes de la partida de su padre hacia el campo?, pero sobre todo ¿qué significaba la críptica frase referente a “aquello que mantenía el equilibrio”?

Sobresaltado da un brinco que lo lanza en una alocada carrera hacia su cercana morada, precipitado y entre tropiezos busca y rebusca entre sus pertenencias en busca de una pluma que haga las veces de afilada lanza con la que desafiar a un amarillento papiro que descansa junto al aún caliente y repleto caldero.Garabatos nerviosos, lucha contra la sinrazón y anhelada búsqueda de la cordura necesaria para llegar a la “misteriosa fórmula”. El brillo ha vuelto a sus ojos, la esperanza asoma, un conocido rostro adquiere bellas formas entre la espesa bruma que sus sentidos han formado en su maltratada y aun enamorada mente.

Un papiro estructurado en dos cuadrículas, un rostro iluminado que se detiene en su mágico hacer para agradecer entre susurros la suerte que tuvo el día en que aquel anciano detuvo sus pasos en su aldea y lo hizo partícipe del maravilloso mundo de la representación gráfica de las ideas, es decir, la escritura; por aquel entonces virtud propia de honorables sabios y “elegidos”.Complejos los extraños símbolos con los que aquel sabio lo instruyó, sorprendente la facilidad con la que puso en práctica cada una de las operaciones aprendidas. Cierto es que hasta aquel día tal aprendizaje solo valdría para poco más que adornar decenas de papiros que guardaba entre los pocos ornamentos de su modesta morada. Sin embargo hoy se convertía en instrumento, en medio para un fin, en la búsqueda de la verdad, de la certeza, de la solución a la incertidumbre que le consume, ¿qué hacer, qué decidir?

Incansable el ritmo que lo lleva a derramar una gota de sudor que empapa el borde inferior derecho de su trabajo, será tal gota la que firme un galimatías que ahora se detiene a observar mientras recupera un aliento que parece haber ido perdiendo con el paso de unos minutos que fueron horas, de unas horas que parecieron minutos.

Era el momento de iniciar la operación final, un rejuvenecido caballero mira atentamente el papiro, intentando unir todos los datos en uno solo, en un resultado final. En el margen izquierdo, encuentra la operación referente a la suma de todos los maravillosos momentos vividos, todo lo bueno, en el margen derecho, la suma de todo aquello que hubiera borrado de aquella historia, todo lo malo. Unirlos en una sola operación no sería difícil, restar ambos daría como resultado la primera parte de aquella frase de su padre. Al observar el resultado de la misma confirma sus expectativas, un resultado negativo, y era ello precisamente lo que lo tenía preocupado, triste, su relación había entrado en la senda de lo que acaba. Sin embargo no se resignaba, no podía acabar, debía encontrar la forma, hallar las razones, y estaba en el camino, el recuerdo de la marcha de su padre le estaba dando la clave.Concentrado en cada momento vivido, intenta hallar ese factor al que hacía referencia su padre en aquella críptica frase, ese factor que, a pesar de la rutina, a pesar de los problemas y el paso del tiempo, hacía mantener la llama de los sentimientos, del amor.

El paso de los minutos, de las horas, no hace bajar los brazos del caballero. Su insistencia, sus ganas, lo mantienen despierto, atento, alerta. Su concentración se ve alterada por un sorpresivo golpe de la ventana de su aposento que hace caer al suelo el candil encendido que sobre su cómoda descansa y da luz a la ya oscura morada. Apresuradamente el caballero intenta recoger el peligroso candil que amenaza con teñir de caliente y rojo fuego sus aposentos. Al levantar su mirada del suelo, recibe una suave brisa que trae hasta su pecho una pequeña rama de olor conocido. No hará falta mucho tiempo para adivinar que olor desprende. Se trata de una rama de azahar, rama que una cálida noche de verano dejo en manos de una hermosa joven de piel clara y cabellos plateados. Tal recuerdo lo invade, lo azuza, lo lleva a tiempos hermosos, días de cortejo, de paseos por la ribera del río que divide en dos su aldea, de primeros besos y noches interminables mirando las estrellas. Tales sensaciones lo hicieron derramar una lágrima que, al caer por su mejilla y ayudada por el viento, llegó a parar junto a la anterior gota de sudor derramada horas antes por el caballero sobre el amarillento papiro.

Sudor, lágrimas…sus ojos se abren al observar la lágrima derramada, que formaba junto con la ya seca gota de sudor, una figura que hace nacer en el caballero una idea que rápidamente quiere escribir, quiere grabar, no quiere olvidar.

Fruto de la pasión despertada, se apresura a mojar su pluma y garabatear de nuevo el dorso de aquel papiro. Tras acabar de escribirlo y firmarlo, el cansancio lo hace derrumbarse sobre su lecho, con una lágrima caída y una sonrisa en sus labios, a su lado, un viejo papiro en el que se puede leer: “Sudor en mis manos y lagrimas de amor, pasara lo que pasara, después de cada mal momento eso pude sentir tras volver a sonreírnos y amarnos, sudor en mis manos y lágrimas de amor, la pasión de unos ojos que me reciben como el cáliz que asomar a unos labios, sudor y lagrimas, lucha y pasión, factores que me harán crecer junto a ella, esfuerzos de la mano de la aventura más maravillosa de mi vida…mañana será otro día”

viernes, 8 de mayo de 2009

El mar

El reflejo de la luna se muestra como el único sustento de una mirada perdida en el horizonte. El mar ante sus pies, sus dedos juguetean en un vaivén melancólico con las oscuras y frías aguas. Una sonrisa de infinita satisfacción se dibuja en los labios del cansado caballero. Una lágrima asoma entre los oscuros y anillados vellos de su barba, una lágrima que se apresura a reunirse con el mar de sal que ansioso rompe contra unas heridas rodillas. Saladas lágrimas que mueren en saladas aguas nunca antes vistas.

El mar…todos los caminos conducen al mar. El mar como principio y fin, el mar como guía, su olor como alimento. Mucho escuchó hablar el caballero en su largo peregrinar. Historias de dioses que lo habitan, de batallas navales, de cantos de sirena y tumba de valientes pescadores. Mucho escuchó hablar de lo que encierra, pero nada de su infinita belleza.

El destino quiso que la noche fuera marco del día del encuentro. La luz de un lejano faro, la blanca vela de un barco cercano, la plata luz de la luna cortando en dos un mar de contrastes.

El cansancio lo hace caer en un profundo sueño sobre la fina y blanca arena de una playa, un sueño que lo lleva a un pasado en el que sabe reconocer el rostro de un joven que desde muy pequeño ya buscaba en el horizonte, buscaba y solo encontraba tierras áridas y apuntados montes. Un joven que amoldó el viejo sombrero de su padre para transformarlo en el sombrero de un vil pirata, que arranco trozos de madera para crear pequeños e inútiles catalejos, que afiló verdes ramas para empuñar las más delicadas espadas. Sueños de un joven que hoy ya no es tal, que descansa a orillas de un sueño teñido de canas y marchitado por el largo viaje.

Su mayor anhelo era cumplido, sueños de un infante…el mar como pasión única y primera…sin antes conocerlo quiso hallarlo, una vez conocido jamás querrá olvidarlo.




Dicen que quien ha nacido en cuna bañada por mar, en la lejanía lo siente como una pérdida más, como su casa, como su lecho, como sustento. Será porque todos los sueños se lanzan desde la orilla de los mares hasta el horizonte de los mismos, será porque los primeros besos tienen como marco el rojizo cuerpo de la aurora sobre la bandeja azul del océano.

jueves, 7 de mayo de 2009

Huellas en la arena

Cegadoras las luces que a la razon asisten, dolorosa lucidez que tiñe de oscuro un maravilloso mundo, inmundo el vao que empaña el bello espejo con el que su piel maquilla.

Abrir los ojos y ver nunca quisiera, que ver no será mas que cumplir y a cumplir con lo pautado siempre se resistió. A no obligarse se obliga, a luchar se compromete. Deja reposar su mirada en la oscura tez del firmamento buscando no tener que buscar mas que la forma de mantener sus sueños ya alcanzados.

El mundo, la vida, la historia...palabras que intentan acotar los inacotables pasos de la existencia. Hay rastros que no se pueden oler, hay pasos que no se pueden seguir, quedará elrefrán para el vulgo, moriran los dichos en bocas instruidas. Que no esta todo escrito y no fue escrito de la misa la mitad, la historia la escriben los que ganan asi como el futuro será escrito por los que manden. Grabar por ello quiere unas letras en su revolucionaria piel. Letras que sirvan para dar forma a la nunca escrita enciclopedia de la existencia. Aquel que en su pliegues encuentre los pasos de su inexistente presencia será aquel que ignore su pasada existencia.

Amor y sangre, amor a quien supo amarle y sangre de los que su sangre compartieron. Una tabula rasa en la que marcar los trazos de una vida que no merece ser recordada, siendo merecer fruto del consenso y siendo el consenso la mentira en la que esconder la verdadera y apestosa mano negra del mecenas que presta sus lienzos y vende su alma a cambio del don poco valorado de amansar.

Abrir los ojos y ver nunca quisiera, marcar sus pasos en la fina arena anhela, marcar sus pasos para asi dejar que hacia las profundidades la marea los lleve

martes, 5 de mayo de 2009

Como medir el amor

Mundo de preguntas este en el que nos toca morar, mundo de preguntas cuya búsqueda de respuestas bien tuvimos encomendar a mitos y leyendas, a dioses y mártires. Mundo de preguntas que ante la ausencia de respuestas se propuso encontrar y para encontrar medir. Que si quieres saber que, primero intenta medir cuanto. Quizás sea este un enfoque equivocado, pero, por ahora, será el que nos de certeza, que certeza es enemiga de fe, pero fe es ausencia de respuestas.

Así pues, medir medimos para conocer y ante la ausencia de medida, buscamos modos de clasificación. Pasión humana por acotar todos los campos de su existencia. Ciencia…

Esta primera reflexión nos lleva al campo de lo “no medible”, terreno deslizante en el que mejor se mueve el que conocer solo quiere lo que siente. Intentos hubo y hay, medir nunca pudieron…¿pudiste alguna vez medir la esperanza, pudiste acaso la paz, la alegría, tal vez la tristeza y la desesperación…pudiste alguna vez medir el amor?

Amor…