viernes, 15 de mayo de 2009

Aquel oscuro desvan

Rebuscando en el desván de las ideas encontré un objeto que hace mucho el fantasma del tiempo me hizo esconder, al fondo, muy al fondo, en la grave oscuridad del marco cuyo tacto da visos del fin del espacio, allí se hallaba. Justo encima del miedo a la oscuridad, justo al lado de la picardía y del sin saber, justo debajo de la madurez…allí se encontraba, de joven rostro y colorida expresión, de infantil sonrisa y rubio y anillado cabello.

Guardarla tuve ante la presión ejercida por la culpa, antes de ello un dedo acusador desviaba la atención que ante mi se cernía, un dedo que no por poco original dejaba de ser útil, un dedo que espiaba mis pecados en forma de risas y algún que otro pellizco en la mejilla. Tiempos ya lejanos en los que la tersa y suave piel de un rostro era ya razón suficiente para exculpar y perdonar.

Amante del reo, recurso del vil defensor, repudio del que acusa, olvido de la culpa. Tu ausencia asumida es, tu presencia en dudosa reputación, tu pérdida índice del pasar de los años, tu vuelta símbolo de la búsqueda.

Cerré el viejo desván, llevando conmigo aquel objeto que a mis manos llegó, contemplarlo quise aquella noche, cerré los ojos abrazando su blanquecina y suave tesitura, sueños tuve. Inoportuno fue el amanecer, el reflejo de un espejo hizo esfumarse su presencia. Su tacto no olvido, su presencia anhelo.


¡Inocencia, oh tú!

Encontrarte no deseaba y encontrarte tuve a bien, conservarte quiero a pesar de tu mas que consabida ausencia.

1 comentario:

  1. Alvaro, irrumpo tu espacio sin permiso, pero de la mano de una linda invitación que me dejó Aretusa.
    No se equivocó, cuando vaticinó que me gustaría leerte.
    Estoy fuera de Madrid y con una señal pésima, pero he podido pasearme en alguno de tus textos. Excelentes!!
    Escribes que da gusto leerte, ¡felicitaciones!
    El tema de esta entrada es precioso. La inocencia, nuca había pensado en escribir sobre ella, y es un tesoro que va y viene en nuestra existencia matizando nuestros actos de vida.
    Creo que en el fondo, fuera de los ruidos existenciales, en algunos, siempre vive. Y salta del desván en todo momento. Está vestida con ropa de adulto, pero sigue conservando la misma pureza que le da sentido a la vida. A la verdadera, la que se ve con los ojos del alma.
    Bello texto. Hermosa forma de describirla.
    Un gran saludo, y espero me permitas seguir leyendo y compartiendo.
    Gizz

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